Este es el Blog de Rodolfo Jorge Rossi, nacido en la ciudad de La Plata, Argentina.

Cursó estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la U.B.A.

Trabajó en producción de programas radiales con José María Muñoz y Antonio Carrizo.

Ha publicado en el Diario “El Día” de su ciudad natal y en la Revista “Debate”.

Actualmente escribe en “Buenos Aires Tango y lo demás”, que dirigen los poetas Héctor Negro
y Eugenio Mandrini, y en “Tango Reporter” de la ciudad de Los Ángeles, EE.UU.

En 2007 publicó un libro de relatos “Croquis y siluetas familiares”, Editorial Vinciguerra.

Son padrinos celestiales de este sitio Fernando Pessoa, Carlos Gardel y el trompetista Rondinelli.

domingo, 25 de abril de 2010

Mussolini, Gardel Y Perón

Benito Mussolini, gran admirador de Carlos Gardel.


¿El General Perón esta en el paraíso?, preguntó uno en el café.
El que sabe del tema es el Sr. Musante, contestó el rengo.
Tomo la palabra Julio Paredes, el poeta del barrio:-Musante, usted que compartió la mesa con Carlos Gardel durante veinte años.
-Si, contestó el resucitado.
-Queremos saber si el General Perón es amigo del Morocho.
-El gran conductor comparte la mesa con Gardel.
La respuesta despertó el interés entre los concurrentes del café.
¿Gardel es peronista? Pregunto el Dr. Santo Laferlita.
-Gardel es partidario de la justicia social. Si bien de origen conservador, el Zorzal vio con buenos ojos lo sucedido el 17 de octubre.
¿-Se lo dijo él? Inquirió el vidente Locuco.
-Claro, contestó el Sr. Musante. Esa gloriosa tarde de octubre, el Morocho y otros tangueros siguieron los acontecimientos por radio.
-Locuco, invoquemos a Gardel y le preguntamos, dijo el rengo entusiasmado.
-Invocar a Gardel o a Perón es muy fuerte, podemos provocar un cataclismo, contestó Locuco.
-Prefiero traer a un testigo no tan importante y creo que el cantor Carlos Acuña, que es amigo de los dos, es la persona ideal, agregó.
-Carlitos Acuña es el personaje justo, subrayó Paredes.
De inmediato se materializó Carlos Acuña en una silla vacía.
-Me llamaron, comentó.
-Así es, contestó Paredes. –Lo hemos convocado porque, además de ser un gran artista, usted es amigo de Carlos Gardel y Juan Perón.
-A Gardel alguna vez lo había visto, pero murió cuando yo tenía 20 años. Nos hicimos amigos en el Paraíso.
En cambio el primer trabajador me honró con su amistad desde siempre. Cuando se radicó en Madrid, donde yo estaba viviendo, lo visitaba a diario en su casa de Puerta de Hierro.
Lo demás es historia conocida, el Macho saludó y se fue en 1974 y yo en 1999.
Cuando llegué al portón pregunté: -Decime Pedriño, como es la cosa por acá.
-Cada uno elije según el gusto, cielo o infierno, contestó San Pedro.
-Perón y Gardel donde están.
-Eligieron paraíso. Buscalos en el café “El Pensamiento”.
-Ahí los encontré y nos vemos todos los días. Cuando ustedes me invocaron Gardel estaba contando su encuentro secreto con Mussolini.
¿-Cuándo fue? Preguntó sorprendido Julio Paredes.
-En 1932. Carlitos se había dado cita en Milán para encontrarse con Isabelita Martínez del Valle, su novia Uruguaya para decirle que se tome el piro.
Estando en el Hotel Majestic lo llamaron diciendo que en el hall lo esperaba un delegado del Duce.
Cuando Gardel bajó escuchó:-Don Benito Mussolini quiere tener una reunión con usted.
El encuentro se produjo unos minutos después.
Gardel contó que Mussolini no le pareció gran cosa:-Parecía un verdulero del mercado de Beccar, comentó.
-Lo convoqué, dijo el Duce, porque soy admirador de su voz inigualable.
Así como creamos el famoso eje con España, Portugal, Alemania y Japón, quiero crear un eje artístico mundial.
Usted, Don Carlos, continuó Benito, será nuestro hombre en el hemisferio sur, donde tengo grandes esperanzas de que el fascismo triunfe. Pero no quiero que haga política. Lo que quiero es que cante. Tendría que comenzar grabando “Giovinezza” en español. En Italia la grabó nada menos que Beniamino Gigli. En los Estados Unidos, país que marcha hacia el fascismo, nos representa Bing Crosby.
Se da cuenta Gardel, usted en Buenos Aires, en Nueva York Crosby, en Italia Gigli, no nos para nadie.
Gardel le pidió un día para pensarlo, volvió al Hotel y le dijo a Alfredito Lepera:-Rajemos, Benito está más loco que Pascuál Contursi. Esa misma noche cruzaron la frontera rumbo a París.
-Eso no lo sabe nadie, comentó el Dr. Laferlita.
-Yo lo sabía, dijo Musante, me lo contó Gardel en mis épocas de finado.
-Usted quien es, preguntó Carlos Acuña.
-Yo soy Musante.
-¿Usted es el Sr. Musante? Debo decirle que dejó un gran recuerdo en la mesa gardeliana.
Todos comentan que tuvo la mala idea de resucitar, pero cuando vuelva Gardel lo recibirá con los brazos abiertos.
-Se agradece, sollozó Musante.
Continuó Acuña:-Me olvidaba de un detalle. Gardel le hizo un pedido al Duce y fue para su amigo Marambio Catán. –Don Benito, quiero interceder a favor de un compañero muy calavera que tiene problemas con el tango “Acquaforte”.
-Yo lo prohibí, contestó Mussolini. Dígale a su amigo que en vez de situarlo en la ciudad de Milán lo ubique en Buenos Aires y levanto la censura.
En la Italia Fascista no hay madres que sufren, ni chicos sin techo ni pan, concluyó eufórico Benito.
¿-Cuales son los tangos preferidos del Morocho? Preguntó el tordo inconsolable.
-Los tangos que compuso con Lepera. También la obra monumental de Celedonio Flores del cual es gran amigo. Le gusta Navarrine y canta cuando llega al feca: “No soy un borracho ni soy un cuatrero, señor comisario yo soy criminal”.
Le hice escuchar “Un boliche”, donde yo compuse la música y lo canta seguido.
-¿Y con Perón como se lleva?
-Son grandes amigos. El General es gardeliano de la primera hora. Además comparten la sonrisa.
Se conocieron en Avellaneda en casa del Intendente Barceló.
¿Cuáles son los autores preferidos de Perón? Preguntó el tordo Laferlita.
-Que grande sos es devoto de Discépolo al cual trató cuando era presidente.
Ël le sugirió a Apold para que discepolin hiciese “Mordisquito”.
También Cátulo Castillo es gran amigo del General.
Muchas veces Perón le pide a Gardel que cante “Tinta Roja” o “La última curda”. Dos tangos magistrales.
¿Y Cátulo concurre al café? Preguntó Paredes.
Todas las tardes. Es un hombre que irradia bondad y se ganó el afecto de todos. A veces lo lleva a Pichuco, su amigo más querido. Hacemos un dúo con Gardel y nos acompaña Troilo con el fuelle.
Aníbal es de cristal. Se quiebra enseguida. Cuando toca “Quejas de bandoneón”, llora.
Gardel lo carga y Aníbal responde que solo llora ante cosas importantes.
Le gustan también los tangos de Mariano Mores, que todavía no se constituyó por el lugar.
“Taquito Militar” es un tango que el general disfruta.
Tomo la palabra Don Julio Paredes y preguntó: ¿-Es cierto que usted regalaba cigarrillos fumados por Juan Perón?
-Es verdad. Cuando frecuentaba la casa del General en Madrid le habían prohibido el faso. Entonces Juan encendía un cigarrillo, pegaba tres pitadas, y lo tiraba. Yo los levantaba del piso y los guardaba. Llegué a juntar 30 en una tarde. Cuando volví a Buenos Aires regalaba a mis amigos los cigarrillos fumados por Perón.
¿-Estaba triste Perón en el exilio? Preguntó el rengo.
-El General se había criado en el campo y decía que las heladas mañanas de Madrid le traían recuerdos patagónicos. Una tarde precisó:-Sabes lo que me hace falta para que la semejanza con la estepa argentina sea completa.
-Que falta mi general, contesté.
-Las torcasas. Acá no hay palomas torcasas.
-A partir de esa tarde yo caminaba detrás de Perón haciendo el canto de la torcacita, que me sale patente.
-Un vulgar alcahuete del viejo, dijo Paredes mostrando su origen socialista.
-Estoy muy orgulloso de haber alegrado las tardes del Macho.
Y esa alegría que le brindé al gran argentino hoy me la reconoce y en la mesa del café “El Pensamiento”, me eligió como su compañero de codiyo.
Jugamos al tute contra la pareja formada por Gardel-Celedonio.
La otra pareja está formada por Charlo y San Pedro.
Pedriño, que sale con cara de gil en las estampitas, tiene un escracho que parece un ciruja del bajo Flores.
Después hay whisky y canta Gardel.
¿-Van mujeres al café? Preguntó el rengo.
-Rosita Quiroga va todos los días con su gran amiga Tita Merello.
Otro día les cuento, tengo que volver porque hay campeonato de Tute.
El primer trabajador me espera.

martes, 20 de abril de 2010

Breve historia del tango “Afiches”




En una charla informal brindada por Julio Paredes en la reunión semanal de la Cátedra del Café, el poeta se expresó así:
“Homero Expósito y Atilio Stempone eran amigos. Diariamente Homero pasaba por la casa de Atilio y se quedaban horas conversando. Esto fue en la década de 1950.
Mientras hablaban Atilio practicaba ejercicios en el piano.
Una tarde Homero faltó a la cita.
Horas después sonó el teléfono en casa de Stampone.
Era Homero que pidió: -Ese ejercicio que tocas todas las tardes en el piano. Silbalo.
Mientras Atilio cumplía con el pedido escuchó que del otro lado de la línea Homero cantaba:-Cruel en el cartel. La propaganda manda cruel en el cartel, y en el fetiche de un afiche de papel, se vende la ilusión, se rifa el corazón.
Esto fue en 1955. Había nacido un clásico.
Ese mismo año lo grabó Héctor Petray y la obra pasó sin pena ni gloria.
Hasta que en 1972 se hizo cargo de la composición Roberto Goyeneche y se desató la locura.
En la voz del Polaco “Afiches” encontró su destino de grandeza”, concluyó Julio Paredes.
-Hay una versión de José Larralde muy buena, dijo el rengo.
-No podes comparar un tango con su versión folclórica, por más buena que sea, expresó, inconsolable, el Dr. Santo Laferlita.
Para sorpresa de todos el Sr. Musante salió de su letargo post-morten para decir:-Carlos Gardel, cuando se le cruza un rengo en el paraíso, toma entre sus dedos la llave de su casa y canta " Fierro chifle ". Por lo que putas pudiera.



Roberto Goyeneche canta "Afiches".

http://www.youtube.com/watch?v=gj5ShNyIRW0&feature=PlayList&p=7D4B46CDDE788F19&playnext_from=PL&playnext

sábado, 10 de abril de 2010

Sobre la amistad de Emanuel Swedenborg con Carlos Gardel




-Dígame Locuco: ¿Usted lo puede convocar a Emanuel Swedenborg?, preguntó el Sr. Musante, el tanguero que volvió de la muerte.
-Al mismo Petiso Orejudo puedo hacer venir a mi casa, respondió Locuco.
-Me interesa que Swedenborg, al cual conocí en la mesa de Gardel en el café “El Pensamiento”, exponga su teología, que por lo que pude comprobar cuando estuve muerto, es la verdadera.
-Además puede aportar datos sobre Gardel, si es cierto que comparte su mesa, dijo el rengo.
-Tráigalo esta noche. Yo lo llevo al Dr. Laferlita, acotó Paredes, el poeta del barrio.
A medianoche estaban todos reunidos ante la mesa redonda del Profesor Locuco.
-Me concentro y Swendenborg viene en seguida.
Segundos después el famoso místico sueco tomo forma y se sentó a la mesa. Vestía poncho, lengue y zapatos de charol. Su mano derecha sostenía un sombrero negro. Su aspecto era el de un compadre amigo de Vicente Greco.
Preguntó: ¿-Para que me llamaron?
-Soy el Sr. Musante y estuve muerto muchos años. Comprobé en el más allá que lo que usted decía en el siglo XVIII, estaba en lo cierto.
Pero cuéntelo que para eso lo trajimos.
Habló Swedenborg:-Yo tuve una formación científica. Fui ingeniero militar durante el reinado de Carlos XII que me condecoró porque inventé una máquina para trasladar barcos por tierra. Además me destaqué como geólogo en jefe de la corona sueca.
Me enviaron a Londres para un estudio científico y caminando por la ciudad noté que un mendigo me seguía. Me senté en un banco de Hayde Park y el pordiosero se sentó a mi lado. Le pregunté que quería y el dijo:-Soy Señor Jesús, pero no se lo digas a nadie. En ese momento y durante años estuve en contacto con él. Los ángeles de su confianza me revelaron acerca de la vida después de la muerte.
Escribí más de 25 volúmenes sobre el tema pero lo esencial es lo siguiente:
Dios no condena a nadie porque existe el libre albedrío después de la muerte.
Uno elije cielo o infierno según sus gustos personales.
Pero les quiero contar porque estoy acá mi estimado Locuco
Acudí a su llamado para conocer in-situ a los seguidores de mi amigo Carlos Gardel. Es un honor para mí compartir una mesa con verdaderos tangueros en la reina del plata. Y es por eso que me he vestido ad-hoc.
Laferlita, el tordo inconsolable, dijo:-Cuéntenos de Gardel.
-Yo descubrí la voz de Carlos Gardel a través de la radio.
-¿Escuchan radio en el Paraíso?
-Por supuesto, contestó Swendemborg. Y a través del éter descubrí el tango y la voz incomparable del Morocho. Cuando llegó al Paraíso me presenté y desde entonces somos grandes amigos.
-Yo durante unos años compartí esa mesa, dijo el Sr. Musante.
-Me acuerdo de usted. Resucitó y eso hace mucho daño.
-Me lo va a decir a mí. Todavía no me repuse, contestó Musante.
-Continuando con Gardel, es un hombre muy inteligente, sobrio y varonil.
Mantiene una relación sentimental con Mona Maris, una de las mujeres más hermosas que he conocido. Nos vemos diariamente en el café.
-¿Es cierto que la orquesta de D’Arienzo es la preferida de Dios? Preguntó el rengo.
-Es verdad, contestó el sueco. Dios afirma que la mejor versión de “La Cumparsita” es la de Juan D’Arienzo. Y el cantor preferido del Señor es el ruiseñor de las calles porteñas. Cuando canta Ángel Vargas sale el sol, ha dicho Dios en varias oportunidades.
Pero el hijo, Jesús, del cual soy amigo, y su señora madre, la Virgen María, son gardelianos de la primera hora.
¿-Cual es el tango preferido de Jesús? Preguntó Laferlita.
Hay muchos, pero creo que “Mano a mano” lleva cierta ventaja.
-El Espíritu Santo es devoto de Alberto Margal, dijo Musante.
-Cierto, contestó el sueco, pero usted lo conoció. Sabrá entonces que el famoso Espíritu tiene una bien merecida fama de otario. Cuando por radio escuchábamos la famosa audición “Ronda de Ases”, Carlitos Ginés presentaba a Margal como el cantor de las madres y de las novias. El Espíritu Santo creía que era el cantor de las madres de las novias, es decir de las suegras. Hubo que avivarlo al pastenaca.
-Que opina de Julio Jorge Nelson, preguntó Paredes.
-Un grande, contestó el sueco. Nelson dejó su vida para que nadie olvidase a Carlos Gardel. Lo logró. Julio es una bellísima persona.
Debo retirarme, dijo Swedemborg. Me espera Gardel en el café.
Pero antes de irme quiero comentar que la radio de ahora no es como la de antes. Hay programas que se extrañan.
¿-Por ejemplo? Preguntó Paredes.
-El Glostora Tango Club, respondió Swedemborg y desapareció.

viernes, 2 de abril de 2010

Las poéticas del tango. Una aproximación.

Carlos Gardel y Enrique Santos Discépolo



Reunión informal de la Cátedra del Café una noche de verano.
-La cuestión pasa por establecer de una vez y para siempre cuales son los cinco poetas más grandes del tango, dijo Don Julio Paredes, el vate del barrio.
El rengo, dirigiéndose al Sr. Musante preguntó:-Usted nos puede orientar.
¿-Sobre qué? Contestó Musante.
-Cuales son los poetas favoritos de Carlos Gardel. Siempre dice que cuando estuvo fallecido Gardel lo honró con su amistad. Debe saber entonces que opina el Zorzal al respecto, concluyó burlón.
Julio Paredes, conciliador, intervino:-Estuvimos noches pasadas con Julio Jorge Nelson. Le manda saludos. Cuando le contamos que lo conocíamos manifestó que Gardel lo apreciaba pero que usted tuvo la desafortunada ocurrencia de resucitar.
-Fue un grave error, dijo Musante.
-Nelson concuerda con usted, continuó Paredes.
¿-Que dijo?
-Que los que vuelven se encuentran desorientados durante años. Cuando logran ubicarse se mueren de nuevo.
-Me lo temía, susurró el Sr. Musante.
-Vayamos al grano, continuó Paredes. ¿Gardel le dijo cuales eran sus poetas preferidos?
Laferlita, el tordo inconsolable, escuchaba emocionado.
-A Gardel le gustan Discépolo y Cadícamo, sobre todo este último del que es gran amigo. De otros, de manera concreta, no recuerdo, dijo Musante.
¿-Porque no invocamos a Nelson para que aclare los tantos?, masculló Locuco, el vidente.
-Hágalo venir, ordenó Paredes.
Segundos después se materializó Don Julio Jorge Nelson en el café diciendo:-A través del tiempo y la distancia perdura su nombre como el más auténtico símbolo de nuestro arte menor. Carlos Gardel, el bronce que sonríe.
Aca estoy nuevamente muchachos, ustedes me llamaron. ¿Musante como anda? exclamó Don Julio Jorge con verdadero afecto.
-Reponiéndome de la muerte, contestó Musante.
-Un tema ingrato, respondió Nelson.
Paredes interrumpió diciendo:-Nelson, estamos haciendo una investigación sobre los cinco mejores poetas de tango. Queremos su opinión y saber cual es la de Gardel. Nosotros creemos que Discépolo fue el más grande.
-Por su profundidad metafísica, acotó Nelson. Estoy de acuerdo y Gardel también. Los otros podrían ser Cadícamo, Manzi, Expósito y Cátulo Castillo.
-Hay que fijar un criterio y ordenarlos, afirmó Paredes.
¿-Lo dejan afuera a Don Alfredo Lepera? Preguntó compungido el Dr.Laferlita.
-Lepera fue coyuntural y al morirse a los 35 años no pudimos conocer su verdadero potencial, afirmó Paredes.
-Vincenzo Bellini murió a los 33 años y ya era un grande. Había compuesto “Norma”, entre otras. Su argumento sobre la edad carece de asidero, contestó Laferlita.
-Entonces lo ubicamos en el sexto lugar, dijo Paredes.
¿-Carlos Lucero no figura? Preguntó el rengo.
-Vos sos rengo mental, contestó Paredes. -Como podes comparar al autor de “Cambalache” con “Cucusita”.
“Usted no me conoce, me llamo Cucusita, y tengo una hermanita que no puede caminar,” recitó el rengo y agregó:-Está muy bien escrito.
-Continuemos, dijo Paredes visiblemente irritado.
-En primer lugar es de Discépolo de manera indiscutible, dijo Nelson. Para quien es el segundo lugar.
-Para Homero Manzi, contestó Paredes.
-Homero Expósito me parece superior, dijo Musante.
-El segundo lugar es de Manzi y no admito discusiones. Manzi sacó el tango del quilombo y lo llevó a la vereda, al barrio y a los malvones.
-De acuerdo, dijo Laferlita.
-Yo también estoy de acuerdo, afirmó el vidente Locuco.
-El tercero es Don Homero Expósito, afirmó Paredes.
Todos estuvieron de acuerdo.
-El cuarto es Cadícamo, dijo Don Julio Jorge Nelson.
-No, por favor, contestó Paredes.
¿Por qué no? Preguntó Nelson.
-Porque escribió ese mamarracho llamado “Tengo mil novias”, que popularizó el subnormal de Enrique Rodríguez, con su cantor Armando Moreno.
El cuarto es Cátulo Castillo, que además tuvo el honor de cerrar el tango para siempre con “La última curda”, en 1956.
-El quinto es Cadícamo, dijo Laferlita.
-Es el quinto, contestó Paredes.
-Entonces la lista definitiva sería Discepolo, Manzi, Expósito, Castillo, Cadícamo, y Alfredito Lepera, preguntó Nelson.
-Es así, contestó Paredes. Pero la poética del tango tiene seis profetas y un solo Dios verdadero. Un criollo achinado, curda y boxeador. Se llamaba Celedonio Esteban Flores y es el padre de todos los poetas de la ciudad. En el año 1948 el hígado le jugó una mala pasada y la palmó.
Ahora el negro Celedonio toma whisky con Carlos Gardel.