Este es el Blog de Rodolfo Jorge Rossi, nacido en la ciudad de La Plata, Argentina.

Cursó estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la U.B.A.

Trabajó en producción de programas radiales con José María Muñoz y Antonio Carrizo.

Ha publicado en el Diario “El Día” de su ciudad natal y en la Revista “Debate”.

Actualmente escribe en “Buenos Aires Tango y lo demás”, que dirigen los poetas Héctor Negro
y Eugenio Mandrini, y en “Tango Reporter” de la ciudad de Los Ángeles, EE.UU.

En 2007 publicó un libro de relatos “Croquis y siluetas familiares”, Editorial Vinciguerra.

Son padrinos celestiales de este sitio Fernando Pessoa, Carlos Gardel y el trompetista Rondinelli.

lunes, 21 de junio de 2010

Don Lucio Demare cuenta ciertas cosas

Lucio Demare



“Dandy”, el célebre tango de Lucio Demare está inspirado en un famoso buchón del barrio del Abasto, dijo el Sr. Musante, el tanguero que volvió de la muerte.
¿-Y usted como lo sabe? Preguntó Cutulli, el ex rengo.
-Me lo contó Agustín Cipriano Irusta, autor de la letra. Con él y con Lucio Demare compartí durante años la mesa de Carlos Gardel en el café “El Pensamiento”, en el Paraíso.
-Demare compuso tres tangos de antología. “Dandy”, “Mañanitas de Montmartre” y “Malena”, acotó el sabio Paredes.
-Contaba muy lindas historias sobre “Dandy” y “Malena”, continuó Musante.
-Lo podemos invitar al café para que hable sobre su obra, dijo el tordo Laferlita.
¿-Vendrá? Preguntó Paredes.
-Probemos, dijo el vidente Locuco.El viernes de tardecita lo podemos intentar. Es el día y la hora en que el alma que canta se encuentra con la guardia baja, invadida de nostalgia tanguera.
El viernes, con la última luz de la tarde estaban los catedráticos reunidos en el café, expectantes.
Se abrió la puerta y entró Locuco acompañado por Lucio Demare. Cuando vio al tanguero que volvió de la muerte, Demare expresó:-Musante, usted por acá y se confundieron en un abrazo. Después tomo asiento entre Malena y el tordo Laferlita.
Una vez ubicado miró los ojos de Malena, la que esconde una esperanza humilde, y los concurrentes del café tuvieron la impresión de que la conocía.
Interrumpiendo la magia del momento se escuchó la voz de Paredes: -Don Lucio, somos devotos de su obra y nos interesa saber acerca de la historia de algunos tangos, que según informó el Sr. Musante, usted refería en el café “El Pensamiento”.
-Lo que puedo contar es la historia del tango en París, del cual fui protagonista y sobre mis dos grandes amigos, Carlos Gardel y Homero Manzi.
Debo reconocer que llegue a Francia y tuve éxito, porque en Buenos Aires tuve grandes maestros.
¿-De que barrio es? Preguntó Cutulli, el ex rengo.
-Nací en la esquina de Gallo y San Luís, en el Abasto. Mi viejo era músico, tocaba el violín y se dio cuenta que me gustaba. Me mandó a estudiar piano con un grande, Don Vicente Scaramuzza.
Un italiano brutal; partidario de que la música con sangre entra.
Don Vicente te tomaba un examen. Si aprobabas estudiabas con él. Si no te mandaba al ablande con su mujer o su hermana.
Yo aprobé y durante la clase se paraba detrás mío y con un puntero señalaba el pentagrama, decía re, fa, sol. Si le entrabas mal a la nota te partía el puntero en la cabeza.
Con el único que Scaramuzza se ablandaba era con Cátulo Castillo que tenía y tiene el don de aplacar a las fieras. Cuando se encontraban, Don Vicente, en cocoliche preguntaba: Castillo ¿Quién soy yo? Cátulo respondía:-El personaje principal de una Ópera de Wagner titulada “El calabrés errante”. Esto causaba risa y calmaba la rabia ancestral de Don Vicente.
Cuando terminé los estudios me dediqué al jazz y debuté en el Tabarís a los 16 años.
Ahí me escuchó Canaro que me convenció que lo mío era el tango.
Cuando Canaro se fue a París me llevó como pianista. Tocábamos en el “Ambasadeor”, el cabaret de moda. Compartía cartel con Carlos Gardel, Bing Crosby, y Rodolfo Valentino. Éste usaba smoking y zapatos blancos. Parecía un heladero.
Una noche se me acercó Gardel y me dijo:-Lucio, quiero grabar “Dandy”.
-Vení mañana a casa y ensayamos, de paso te quedas a comer.
Preguntó Gardel:- ¿Tu vieja es tana o gallega?
–Tana respondí.
–Entonces que haga pasta.
Al día siguiente ensayamos y cuando mi madre comenzó a amasar los ravioles, Carlitos se sentó junto a ella y dijo:-Doña Otilia, voy a grabar un tango de su hijo, “Dandy”, que será un golazo:-Escuche seroña, y cantó “Dandy” a cappella para mi vieja.
Fue uno de mis grandes amigos, por suerte nos reencontramos y nos vemos a diario.
El otro fue Homero Manzi. Gracias a él entré en la historia grande del tango porque me dio la oportunidad de componer la música de “Malena”.
Homero era completo. Poeta, guionista de cine, y militante político.
Con Arturo Jauretche fue uno de los fundadores de F.O.R.J.A., que terminó adhiriendo al peronismo. Homero se fue a los 44 años y con él murió Buenos Aires.
Una tarde del año 1941 me dijo:-Tengo una letra para vos, y me entregó, escrito en papel de estrasa, un poema manuscrito. Arriba, subrayado con lápiz decía “Malena”.
Fui caminando hasta un café que estaba frente al Jardín Zoológico y en 15 minutos escribí la música. Yo creo que el mismo Homero me la dictó desde algún lugar que compartía con los fantasmas de la canción.
“Malena” la estrené con mi orquesta en la boite Novelty y la cantó Osvaldo Miranda.
Enseguida comenzaron las versiones de quien era “Malena”.
Una cupletista española que vivía en Brasil, Malena de Toledo, decía que era ella. También una cantante que se resiste a visitarnos en el otro mundo dice lo mismo.
El secreto se lo llevó Homero a la tumba. Pero ahora en el café la nombra y la extraña.
¿-Y usted sabe quién es? Preguntó Paredes.
-Creo que si. Pero no soy yo el indicado para develar el secreto. Luego, mirando los ojos de Malena, la que esconde una esperanza humilde, dijo:-La siento más buena, más buena que yo.
Hubo un murmullo en el café, y gran sorpresa en los Catedráticos.
Malena fijó la mirada en el piso.
Demare, incorporándose, dijo:-Debo retirarme porque hoy es el cumpleaños de San Lucio Primero, Papa, y hay gran milonga en el Paraíso.
Pero si quieren mas información convoquen a Homero Manzi, que es un caballero y se pondrá contento si lo llaman.
Saludó a Malena con emocionado beso en la frente, se dio un abrazo con el Sr. Musante, y se desintegró.