Este es el Blog de Rodolfo Jorge Rossi, nacido en la ciudad de La Plata, Argentina.

Cursó estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la U.B.A.

Trabajó en producción de programas radiales con José María Muñoz y Antonio Carrizo.

Ha publicado en el Diario “El Día” de su ciudad natal y en la Revista “Debate”.

Actualmente escribe en “Buenos Aires Tango y lo demás”, que dirigen los poetas Héctor Negro
y Eugenio Mandrini, y en “Tango Reporter” de la ciudad de Los Ángeles, EE.UU.

En 2007 publicó un libro de relatos “Croquis y siluetas familiares”, Editorial Vinciguerra.

Son padrinos celestiales de este sitio Fernando Pessoa, Carlos Gardel y el trompetista Rondinelli.

miércoles, 29 de junio de 2011

Y en tu esquina porteña, cualquier cacatúa, sueña con la pinta de Carlos Gardel

Los celos del Diablo



Lucifer (con valija) y Damian
Hombres sabios y pipiolos  conversaban amablemente en el café cuando entró el vidente Locuco, acompañado por un  señor muy mayor. 
Tomaron asiento y dijo el vidente:-Les quiero presentar al señor.
Así como lo ven es nada menos que el Diablo.
Los catedráticos miraron incrédulos.
-Así que usted es el diablo, dijo uno. –Demuéstrelo.
Respondió el anciano mirando por la ventana: ¿-Ven esa señora que pasea  un cuzquito? El viejo señaló con el  índice  de su mano izquierda y el dedo emitió un rayo misterioso; el perro se desintegró envuelto en llamas.
¡-Tomá mate! Acotó Don Julio Paredes, poeta y gran bacán del barrio.
¿-Me creen ahora?
¡-Le creemos! Contestaron los catedráticos a coro.
-Vine a visitar a mi amigo Locuco, y éste señaló que mi triste historia podría interesarles, dijo el Diablo.
-Cuéntela, ordenó Paredes.
Arrancó:-En el principió fue el Caos, pero en él la existencia para los ángeles era una papa. Así como me ven, yo era hermoso. Etéreo y con toda la pinta.
Mi nombre original es Lucifer que quiere decir el que lleva la luz.
El Caos era un lugar parecido al Paraíso; abundaban figuras angelicales, ligeras y bandidas, flores y champagne en abundancia.
Teníamos largas charlas con el Padre y con Señor Jesús, el Hijo, que era bastante ranún. Con el Espíritu Santo no había comunicación, como se dice ahora.
Y era una delicia ver como pasaban los días. Hasta que en una jornada muy ingrata mi hermano, el Arcángel Miguel, vino con un cuento:-Dijo uno que el Señor está planificando la creación de un espécimen que va a ser más lindo que vos.
-Me vine loco. ¿Sería cierto lo dicho por mi hermano? Me pregunté.
Al otro día lo encaré al Señor y le dije:-Jefe, dicen que dicen que usted va a crear a uno con más pinta que el que suscribe.
¡-Isa! Contestó el Señor.
¿-Por qué? Pregunté como con bronca.
-Porque has pecado de soberbia, te crees más poderoso que yo, y querés derrocarme para ser el gran bacán de la creación en compañía  de tus amigos, los grandes magnates del Caos.
¡-Sos un guacho! Grité.
¡-Y vos un guanaco!
No fuimos a las manos; entre ángeles y querubines nos separaron.
El Señor montó en cólera y gritó: ¡-Fuera de mi vista! Sos una lacra.
Quiero que sepas que el narcisismo es el último refugio de un miserable.  
¡A partir de este momento sos el Ángel Caído!
Mi hermano Miguel, un alcahuete, me dijo en el oído:-Tomátelas, y me arrojaron a la oscuridad del Infierno.
-A partir de ese día el Señor se refería a mí como Belcebú, el Señor de las Moscas, o como Satán. Debo decirles que el Infierno no estaba mal.
Me acompañaron ángeles  y querubinas a los que les  gustaba el guateque.
Mi única preocupación era que algún día habría alguien más hermoso que yo.
Pasaron los siglos y un día el Señor creó los cielos y la tierra.
Y puso dos criaturas llamadas Adán y Eva. Seres humanos, que le dicen.
Viajé desde las tinieblas para conocerlos; adopté la forma de un sapo para burlar la vigilancia celestial, ejercida por mi primo el Arcángel Rafael, otro alcahuete.
Cuando vi a Eva me deslumbré. La primera mujer de verdad, no como las que frecuentaba en los mundos del Caos, etéreas y angelicales, pero insulsas y de erotismo escaso.
Me propuse entonces seducir a Eva y hundir a su marido, el finado Adán, en el descrédito absoluto ante el Señor.
Todos saben como terminó la historia. Adán en el Infierno en compañía de Eva para mi regocijo.
Me critican porque hice que la primera pareja se condene.
Es cierto. Pero fueron tiempos de euforia ya qué logré una clara victoria sobre el Señor, que mordió la bronca de una derrota humillante.
El Omnipotente  todo lo veía, rodeado de vigilantes que cuidaban a la pareja primigenia. Un sapo los durmió a todos.
Fui el líder y el caudillo de la caída de Adán y Eva, acompañado por mis amigos, los grandes burgueses del Caos.
Además brindé  material a literatos y filósofos para que escriban sobre el  Paraíso perdido. Sin mi tarea no hubiesen existido John Milton ni Dante Alighieri.
Mucho tiempo después con Adán nos hicimos amigos, y empezó a contar sus conversaciones con el Señor antes de la caída.
Le pregunté entonces si sabía sobre el secreto revelado a mi hermano Miguel.
Adán dijo que el Padre le había dicho que algún día habría uno más hermoso que yo.
Mis charlas con Adán fueron abruptamente interrumpidas por la llegada del Hijo a la tierra.
El Cristo, conciente de la derrota del Padre infligida por mis ejércitos de las sombras, se ofreció para redimirlo. Un caballero.
Y nació en Belén. Si bien mi brillante intelecto me aconsejó un repliegue táctico, me tiré un lance y tenté a Jesús.
Éste estaba en el desierto. Después de cuarenta días de ayuno el quía tenía hambre. Me acerqué y susurré en su oído:-Si eres Hijo de Dios haz que éstas piedras se conviertan en pan. Respondió:”No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Ya dije que había conocido al Hijo antes de mi caída en desgracia, y no era ningún vicenzo.
Me retiré en espera de los acontecimientos.
Todos sabemos como terminó eso. Jesús fue crucificado, escupido, humillado y ofendido, la muerte del Hijo no hizo mella alguna sobre mi gran victoria inicial.
Volví a mis diálogos con Adán. Decía el primigenio que el que me haría sombra, según palabras del Padre, se destacaría en el mundo artístico en un oscuro arrabal del mundo.
Y de golpe, sin decir agua va, apareció Carlos Gardel.
El espanto que me produjo la llegada a la gloria suprema por parte de un francés de padre desconocido fue terrible. Estaba desesperado, con una angustia que nunca había sentido. Fueron años que mis días transcurrían en estado de llanto.
No me quedaba otra que destruirlo y eso fue tarea fácil. Si derroté al Padre cuando Adán y Eva, con el Morocho iba a ser un paseo. Y lo fue.
Había que eliminarlo de  manera que fuese una lección para el Mudo y para el Padre, que lo había creado. Por eso le prendí fuego. Para que su rostro sin par y su voz de otro mundo, se derritiesen entre alaridos y fierros al rojo.
Pero el Morocho se vengó.
Con la ayuda de Julio Jorge Nelson, el bronce que sonríe cada día canta mejor. Lo que logré con su muerte fue convertirlo en mito.
Ahora lo que estamos tramando con mi amigo el demonio Damián es cambiar la historia del mundo.
¿-Cómo es eso? Preguntó Paredes.
-Fácil, contestó Satán. –Vamos a modificar la memoria de la humanidad.
En el mundo de  las sombras estamos trabajando en esto.
-No termino de entender, agregó Locuco.
-A partir de 1890, año del nacimiento de Carlos Gardel, la historia mundial será distinta. En pocos días, y cuando le demos forma a todo ésto, los últimos ciento veinte años serán muy diferentes a lo que ustedes conocen.
El olvido será absoluto para Carlos Gardel
¿-Qué vas a hacer con el Mudo? Preguntó Locuco.
-Carlos Gardel morirá el 10 de diciembre de 1915. Ese día puso el pecho para proteger a su amigo Elías Alippi. Recibió un balazo, y por directa mediación del Hijo, gran gardeliano, se salvó. Ahora no lo salva ni Dios.
En poco tiempo nadie lo recordará.
Las guerras serán más sangrientas y el siglo XX será peor de lo que fue.
-Nos interesa el tango, dijo Paredes.
-Estoy en la duda entre Corsini y Magaldi, uno de los dos tiene que ocupar el lugar de Gardel. ¿Ustedes a cuál prefieren?
¡-Corsini! Exclamaron a coro los integrantes de la cátedra.
-El problema de Corsini es que era una especie de santo laico. Amaba a su esposa, y cuando ésta murió no salió más de su casa.
Lo reinventaré ruin y pechador, cocainómano, mujeriego y borracho.
Al turro de Julio Jorge Nelson lo borraré para siempre de la faz de la tierra.
La década del cuarenta la haremos durar unos años más, pero el tango no tiene futuro.
-Usted le puede dar ese futuro.
-No da para más. Vendrá otra cosa. Las elecciones de febrero de 1946 serán ganadas por la fórmula Tamborini-Mosca. Luego de la derrota electoral el Coronel Perón pedirá el retiro para formar pareja de baile con su compañera. “El manchado, María Eva y los perritos bandidos”.
Compartirán cartel con “El Cachafaz-Carmencita Calderón”.
Volará sobre Buenos Aires el célebre avión negro.
¿-Para qué? Preguntó uno.
-Para reavivar la viveza criolla y la religiosa creencia  de que se puede volver a la edad mítica, la edad de oro, a través del mito y el rito.
Un resurgir de la poesía y el mito gaucho.
La leyenda no será más Carlos Gardel, símbolo de los sueños alucinados de los desechos sociales. El mito será Don Ignacio Corsini, y el rito será la peregrinación a su casa de la calle Otamendi 676.
El avión negro sobrevolará el obelisco todos los días a las 12 en punto.
¿-Quién viajará en él? Preguntó Locuco.
-Cada uno que piense lo que quiera. El que espera desespera y el que tiene que llegar no llega más.
-Le quiero hacer un pedido, dijo Paredes.
-Pida nomás.
-Ya que va a reinventar todo nos gustaría que la ciudadanía recuerde a Don Enrique Serrano, el mejor comediante argentino de todas las épocas.
-Concedido. El pelado Goyena estará presente a diario en el inconciente colectivo, contestó el Diablo.
-¿Y usted?
-Volveré a ser el más hermoso.